Alternativa masculina a la Guerra de Sexos.

Estoy harta de la guerra de sexos, de los chistes de hombres contra mujeres y viceversa;  ya no me hacen reír. Estoy cansada de las conversaciones sobre si la mujer es más mala que los hombres, o sobre si los hombres son como tarugos sin inteligencia que pueden ser manipulados por nosotras. Esos tópicos, unidos a los que hablan sobre la edad “la juventud es absolutamente mejor que la madurez o vejez”  y sobre el matrimonio “te casaste la cagaste” (dicho entre hombres) me producen un gran rechazo, ya no me sirven.

Ya no acepto como si nada la publicidad donde el trasero o los pechos de un joven, o de una joven ayudan a vender algo que normalmente no necesitamos. No compro revistas “femeninas” que llevan el 50% de sus páginas llenas de publicidad y de fotos de modelos estereotipadas para deprimir a la incauta que las hojea, y conseguir que crea que le falta atractivo como mujer. Me alucina que expulsen de un lugar público a una mujer que amamanta a su bebé y que en ese mismo lugar haya carteles publicitarios con imágenes sexualmente explícitas, o la t.v. encendida poniendo anuncios, o vídeos musicales con raperos entrajetados rodeados de jovencitas en lencería fina.

También harta de la hipocresía de nuestra moral que permite a los hombres hacer cosas a la luz del día que cuando las hace una mujer son vergonzosas.

Me produce casi alergia el uso del término “yogurín”, para referirse a un chico joven y bien parecido (según los cánones, claro). Me alucina esa fiebre que nos ha entrado a las mujeres de igualarnos con los hombres replicando su comportamiento, en este caso buscando a hombres más jóvenes que nosotras para aprovechar su juventud (porque como decía antes es un valor en la sociedad actual). Como si conseguir esto fuera una victoria. Y el yogurín, el trofeo. Para qué voy a extenderme con más ejemplos.

Me preocupa, como mujer y como psicóloga que atiende a personas adultas y jóvenes con situaciones muy diversas, entender y aprender sobre qué pasa ahora con las relaciones entre hombres y mujeres. Porque las relaciones de pareja están cambiando, y el género femenino y el masculino están sufriendo. Ya no nos sirve lo de antes, las antiguas referencias. Muchos hombres se sienten en parte sin recursos para afrontar el nuevo escenario de las relaciones en pareja, o de las relaciones hombre mujer. Y las mujeres no lo tenemos mejor que ellos.

¿De verdad no hay aire nuevo? ¿No hay hombres ni mujeres que quieran prescindir de todas estas ideas gastadas sobre cómo somos, y que estén trabajando para que con ellos las cosas sean diferentes, mejores, sin guerra de sexos?

Sí que los hay. Uno de ellos, este autor. Sergio Sinay escribió en 1997 “Esta noche no, querida”, un ensayo subtitulado “el fin de la guerra de los sexos y la aceptación de los valores masculinos”. Cuando me lo encontré en la librería hace ya tiempo, hojeé el índice y no necesité más para llevármelo. Bueno sí, necesité pagarlo…

Dice el autor en la contraportada 

“No hay un modelo de hombre: hay hombres. (…) Cuando nos enseñan a ser ‘machos’ nos niegan esto, nos han despojado de nuestra verdadera identidad durante demasiado tiempo.”

El libro trata los temas que rodean al estereotipo masculino, los cuestiona y renueva desde la experiencias actuales, desde cómo son las cosas ahora. Los capítulos son ágiles y está muy bien escrito, encontraréis referencias a autores/as interesantes que vale la pena consultar, y por si fuera poco cada capítulo termina con un buen resumen.

La relación con las mujeres no es más que una parte del libro, también habla de la sexualidad, de la paternidad, el trabajo, la amistad entre hombres, tantas cosas interesantes que opino que si no lo conocéis y estos temas os tocan directamente, su lectura os gustará y os servirá. Sin duda sentiréis que alguien por fin expresa lo que habéis estado experimentando en vuestras vidas.

Ser “hombre” o “mujer”, además de ser hechos biológicos, son etiquetas llenas de significado, repletas de esos estereotipos trasnochados… o bien pueden ser lo que nosotros queramos que sean, sin modelos dictados desde afuera, y mucho menos desde una multinacional, o desde una institución.

Por eso, porque este libro te invita a re-pensar sobre ti, seas hombre o mujer, heterosexual o no, creo que será interesante tenerlo en el punto de mira.

Un abrazo.