1/9/14

4 ideas sobre el #SíndromePostvacacional

...creo que no debo ser la única psicóloga que sonríe mentalmente y mira hacia arriba cuando escucha en las noticias la expresión "depresión postvacacional", pensando... "Anda que..., ¡llamamos síndrome a cada cosa!...".

Imagina que al conjunto de sensaciones que experimentas al salir de ver una película del cine lo bautizáramos como: "Síndrome de Aclimatamiento Post-fílmico". Y que empezaran a hablar de este fenómeno en las noticias personajes convenientemente vestidos con bata blanca, o con corbata, o con ambas, para que se note que es un problema importante. 

Bueno, ya te habrás dado cuenta de que este post no va a servir para hacerte creer que tus sensaciones desagradables después del periodo de vacaciones (si lo has tenido este verano, claro) son causadas por el poderoso "síndrome postvacacional". 

Más bien vamos a intentar serenarnos un poco, desdramatizar con sentido del humor, y con sentido común ofrecerte 4 ideas que te ayuden con este proceso de adaptación que vivimos cuando pasamos de un periodo largo en una actividad, a otra actividad que supone un cambio de rutina importante. Porque eso es lo que te está pasando.

IDEA 1:
Por si no ha quedado claro, deja de pensar y de decir que lo que sientes es una “depresión  postvacacional".
Este término es una idea, una etiqueta, que no te servirá demasiado para afrontar el mes. En lugar de ayudar, es una idea que dificulta, te preocupa, te frustra. Cuando pensamos en que algo existe o que es cierto (aunque no tengamos datos para comprobarlo) aumentamos nuestra percepción de todo fenómeno que encaje con esa idea. Cuanto más lo pienses, más notarás los síntomas que has oído que tiene.

Por ejemplo. De pequeña creía que Drácula vendría a por mí, no me preguntéis cómo, pero aquella idea me vino de alguna fuente que para mí en aquel momento tenía autoridad (un primo mayor que yo, una película que no tenía que haber visto...) Así que por la noche, cualquier crujido, sombra, ruido, forma que percibía en la oscuridad de mi cuarto, eran pruebas de que  Drácula venía a por mí. Menos mal que aprendí  a saltar de la cama y encender la luz.

De la misma forma, cuando nos cuentan la historia de que hay un “síndrome postvacacional” por ahí pululando, enseguida nos sentimos identificados y nos auto-diagnosticamos, aumentando nuestra atención en los síntomas.
 
Y tú dirás: -Vale, si dejo de pensar que lo que noto es un Síndrome, ¿cómo llamo a lo que estoy sintiendo ahora mismo, día 1 de septiembre, de vuelta a la rutina? 

IDEA 2:
Cuéntatelo así: “Estoy pasando de un ritmo a otro, y me voy adaptando día a día”.
Como cuando salgo del cine: mis sentidos han de acostumbrarse a los estímulos de la calle, me conecto de nuevo con lo que pasa fuera, el tráfico, las escaleras… soy consciente de que la película me ha dejado buenas/malas sensaciones,  y sé que ahora estoy ya en otra cosa, en la conversación con los amigos, en conducir, en volver a casa…

Hay pensamientos que ayudan, y este es uno de ellos. Me digo algo más real, que me ayuda a ser paciente conmigo, y con los que me rodean, especialmente con los niños. Me ayudará a gestionar mejor mi rabia y a empezar con un mejor estado anímico si pienso que esto es un proceso de adaptación, natural, normal, gradual, no instantáneo.
No eres un adulto fallido si te cuesta ponerte al ritmo, ¡eres normal!

Y es posible que tú digas ahora: -Claro, pero el recuerdo de las vacaciones está ahí, ¡qué a gusto estaba!, ¡aaaay!

IDEA 3: Idealizar las vacaciones te mantendrá más tiempo en el proceso de adaptarte a lo nuevo. Estarás durante más tiempo enfadado/a, sufriendo a contracorriente.
Aquí viene mi sugerencia: mira si puedes transformar esta nostalgia en alegría por lo disfrutado. Ya nadie te puede quitar “lo bailado”.
En lugar de languidecer por lo vivido como si nunca más fueras a tener un momento así, celebra lo afortunada que eres al haber podido permitirte este descanso, viaje, experiencia…
Si lo hablas con la pareja, con los hijos, con los amigos, compañeros de trabajo… intenta hacer ese cambio de matiz, ese clic para expresarlo y recordarlo no desde el “pobre de mí”, sino desde la alegría y la satisfacción.

IDEA 4: Crea tus propios OASIS, momentos agradables puedes darte cada día. ¡Sí! ¡Cada día!
Parte de la dificultad en adaptarnos tras las vacaciones tiene que ver con la frustración que diariamente vivimos en nuestro día a día de “no-vacaciones”. ¿Cómo es esta rutina? ¿Gestionamos nuestras tareas a lo largo y ancho de nuestra agenda, o dejamos que sean ellas las que se imponen y nos obligan a no parar?

Idealizar las vacaciones, esperarlas como si fueran nuestra salvación,  en mi opinión tiene relación proporcionalmente inversa con la habilidad de crear momentos de disfrute propios a lo largo del calendario. Minutos, horas, días, dedicados a alimentar el alma, a descansar el cuerpo, a relajar las emociones.

Personas que tienen esta habilidad más desarrollada no sufren exageradamente la vuelta de las vacaciones. Se adaptan con más naturalidad al nuevo ritmo. Disfrutan todo el año.
Sin embargo, personas que dejan el peso de su bienestar emocional a los días de vacaciones,  o a los puentes, están comprando números para la rifa del “síndrome postvacacional”.

Por lo tanto, mi última idea es esta.
Crea tus momentos de estar contigo a diario. Puede ser cinco minutos, desayunar mirando por la ventana puede ser una gozada, o por la noche hacer unos minutos de respiración en lugar de ver TV, o escribir un diario, o… la imaginación es infinita.

Espero que todo esto te sea útil, y te haya hecho sonreír al verte retratado un poquito.

Dedicado a todas las personas con las que en las sesiones y en cursos he trabajado este tema. A la fuerza que ellos y yo hemos puesto y ponemos en vivir con desenvoltura, hacerlo fácil, y dejar de sufrir gratuitamente.


FELIZ momento. Feliz INTENTO.  

(C)Cristina Abellán Pérez

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